Buena parte de la renovación eclesiológica actual proviene de la orientación pneumatocéntrica del tratado de Iglesia. Después de muchas décadas en las que se establecía una continuidad muy estricta entre Jesús y la Iglesia vamos cobrando conciencia de la evolución y diferencias que existen entre la obra de Jesús y el surgimiento de la comunidad eclesial como entidad autónoma y diferenciada del judaísmo. La discontinuidad reclama su puesto dentro de la evolución eclesiológica, y ésta tiene que ver con el desplazamiento de la eclesiología de un cristomonismo despneumatizado a un cristocentrismo pneumático. Este desarrollo teológico tiene amplias repercusiones para las estructuras y vida de la Iglesia; además, constituye un nuevo puente para el diálogo ecuménico no sólo con los ortodoxos, sino también con la teología protestante. En el marco limitado de este breve artículo vamos a enmarcar la eclesiología y las estructuras eclesiales en un horizonte pneumatocéntrico que nos permita captar algunas de las líneas renovadas del actual tratado de eclesiología.

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